Muchas personas consultan en terapia, el porqué son tan recurrentes los conflictos en su relación de pareja, porqué se hace tan difícil por momentos lograr la armonía.
Sin lugar a dudas la experiencia de vivir en pareja, o de tener un proyecto de familia, implica mucho más que el respeto, el compartir o la experiencia misma de convivencia. Indistintamente que se trate de una pareja heterosexual u homosexual, dentro de una relación se encuentran interactuando tres proyectos que pueden generar conflictos.
Enumeremos cuáles son estos proyectos: el de la pareja en si, como lo es la convivencia, la búsqueda de la casa propia, las vacaciones, los tiempos para estar juntos, la paternidad, etc. Por otro lado, los dos proyectos individuales y que corresponden a cada uno de los conyugues. Me refiero al crecimiento profesional de cada uno de ellos, la satisfacción laboral, su familia de origen, la salud, los amigos, etc., en los cuales cada uno conlleva comprensión y tipos de acuerdos diferentes.
Cuando aparecen las dificultades en la relación, y no han podido ser resueltos en ese ámbito, será necesario identificar el área a la que pertenece el conflicto de la pareja. Puede ocurrir que sea del ámbito mismo de la pareja, o descubrir que es fruto del malestar de un u otro con su proyecto de vida personal, encontrándose haciendo catarsis en la pareja.
“Es difícil estar bien en la pareja, si no se esta bien con uno mismo”, solemos escuchar. Nos lleva a analizar el nivel de los conflictos en la interacción de la pareja y de cada uno de ellos, consigo mismos. 
En el contexto terapéutico, observando la interacción de la pareja, se deja al descubierto, la raíz del conflicto presente en la discusión. Es muy importante, ya que permite descubrir a qué tipo de acuerdos deberán arribar y comprometerse.
Es muy interesante ver cómo esos acuerdos posibilitan muchas veces, hasta convertirse en aliados, lo que antes era motivo de distanciamiento. Es que la pareja dejó de transitar por el camino del desconocimiento y construye, desde su interacción, la posibilidad de armonizar los tres proyectos que los unen.
En este sentido es muy importante ser auténtico con uno mismo y con nuestro compañero/a, expresando con claridad lo que se desea alcanzar en lo personal y en el proyecto juntos.
Suele ocurrir que el conflicto entre los miembros de una pareja aparece cuando uno de los dos percibe que lo que se expresa verbalmente no coincide con las conductas o decisiones que se toman. En estos casos nos encontramos con verdades relativas. El, o ella no están mintiendo cuando dicen querer en su vida lo que enuncia. La realidad se encuentra en qué prioridad ocupa este deseo comparado con otros que están relacionados con su proyecto personal.
Cabe destacar la importancia que tiene el diálogo y la puesta en el mismo de estas “aparentes contradicciones” entre lo que se enuncia y lo que se lleva a cabo. Es el modo más eficaz para interactuar y acordar los niveles de prioridades que en este sistema interaccional en desarrollo van a ir encontrando sus vías de concreción. 
El hombre es el único organismo que utiliza, en la comunicación, los modos digitales (el lenguaje) y analógicos (lo que se expresa en lo corporal, gestual). Habitualmente nos comunicamos de manera digital en lo que se refiere a información y transmisión de conocimientos. Sin embargo existe un vasto campo donde utilizamos en forma casi exclusiva la comunicación analógica y se trata en el ámbito de la relación.
Considerando este aspecto en la vida de nuestras relaciones, es muy fácil proclamar algo verbalmente, pero muy difícil llevar una mentira al campo de lo analógico.
Por ello, cuando nos referimos al diálogo en la pareja, nos estamos refiriendo a la instancia de hablar de estos dos modos de comunicación, lo expresado en un nivel y en el otro, con la perspectiva de armonizar lo máximo estos dos niveles tendientes a evitar las contradicciones que tanto malestar y conflicto generan. 
No hay que olvidar que las personas estamos constantemente en búsqueda del bienestar que generan las relaciones armónicas. Cuando ese bienestar se da por la interacción y búsqueda de acuerdos entre los dos, ya sea que se centre en los proyectos personales y/o de pareja, se puede disfrutar de otras experiencias fuera del ámbito de la pareja con plena libertad, ya que hay un nivel subyacente de acuerdos que sostiene y da seguridad en cualquier ámbito donde interactúen y/o participen.